Pegasus ¿una nueva filtración a la información periodística?
El software espía de grado militar vendido por una empresa israelí a los gobiernos para rastrear a terroristas y delincuentes, fue utilizado en intentos de hackeos y exitosos ataques cibernéticos de 37 teléfonos que le pertenecían a periodistas, activistas de derechos humanos, ejecutivos de empresas y dos mujeres cercanas al periodista saudí asesinado Jamal Khashoggi, según una investigación realizada por The Washington Post y 16 medios asociados.
La investigación reveló que los teléfonos aparecieron en una lista de más de 50,000 números que están concentrados en países conocidos por participar en la intrusión y vigilancia de sus ciudadanos, y que también son conocidos por haber sido clientes de la compañía israelí NSO Group, líder mundial en la creciente y en gran parte no regulada industria privada de los spyware.
El Proyecto Pegasus es una investigación realizada por The Washington Post y otras 16 organizaciones de medios de comunicación en 10 países, la cual fue coordinada por Forbidden Stories, una organización sin fines de lucro relacionada al periodismo con sede en París, y asesorada por Amnistía Internacional. Esos dos grupos tuvieron acceso a una lista de más de 50,000 números telefónicos que incluían objetivos de intrusión y vigilancia para clientes de la empresa israelí de software espía (o spyware) NSO Group, la cual compartieron con el equipo de periodistas. Durante los últimos meses, el equipo revisó y analizó la lista en un esfuerzo por conocer las identidades de los dueños de los números telefónicos y determinar si a sus teléfonos les habían implantado el software espía Pegasus de NSO.
La investigación logró vincular a más de 1,000 funcionarios gubernamentales, periodistas, empresarios y activistas de derechos humanos con los números telefónicos y obtener datos de 67 teléfonos cuyos números aparecían en la lista. Posteriormente, el Laboratorio sobre Seguridad de Amnistía Internacional analizó esos datos de forma forense. De los 67 teléfonos, 37 de ellos mostraron evidencia de un intento de intrusión o ataque exitoso de Pegasus.
Las acusaciones sobre la utilización del programa informático Pegasus para vigilar a periodistas, activistas e incluso a líderes políticos nos muestran que la vigilancia digital está ahora en venta.
Según algunas fuentes, alrededor del mundo más de 600 políticos y funcionarios, 189 periodistas, 64 ejecutivos de negocios y 85 activistas, entre otros, habrían sido víctimas de este espionaje. Unos 50.000 números de teléfono habrían sido filtrados.
La compañía detrás de Pegasus, NSO Group, ha negado las acusaciones, indicando que no pone estas herramientas en manos de cualquiera y que sus clientes son cuidadosamente valorados.
Pero este es otro indicio de que las complejas tecnologías de espionaje, que solían ser exclusivas de algunos estados, ahora están al alcance de más actores, desafiando la forma en la que concebimos la privacidad y la seguridad en un mundo interconectado.
Ahora, esta tecnología se vende como un “servicio” en la internet profunda. Un individuo puede aceptar compartir con estas bandas una parte de los beneficios y ellas no solo suministran las herramientas sino que también ofrecen asesoramiento, incluyendo un contacto para resolver dudas en caso de problemas.
Y cuando hablamos de vigilancia no nos referimos solo a gobiernos. Hablamos también de lo que las compañías pueden hacer para saber de nosotros, no necesariamente implantando un sistema informático malicioso, pero a través de un rastreo de lo que nos interesa en nuestras redes sociales para gestionar una publicidad más personalizada.