Así es como la impresión 3D de alimentos puede revolucionar nuestro modo de comer
Las impresoras 3D se utilizan en la actualidad para producir ciertos objetos, pero algunos investigadores han comenzado a explorar la forma de desarrollar soluciones de comidas personalizadas utilizando esta tecnología, para que las personas de más avanzada edad, por ejemplo, puedan consumir algunos productos que no pueden disfrutar de la manera tradicional.
La impresión 3D permite deconstruir los alimentos, modificar su contenido nutricional, reconstruirlos nuevamente mediante impresión y presentarlos en la forma que se desee, de forma que les resulte familiar.
Una impresora 3D de alimentos lo constituyen básicamente dos elementos: un hardware y un software. El hardware a su vez consta de un sistema informático más o menos convencional que suele ser un ordenador, portátil, de sobremesa o un ordenador industrial. No obstante, incluso un teléfono móvil o una tableta o una red ordenadores podría ser dónde reside la “inteligencia” del sistema. En todo caso, ésta es la parte menos comprometida de la tecnología, porque las soluciones aplicables son múltiples y las alternativas y mejoras de la tecnología se suceden de forma vertiginosa.
Por otro lado está la parte más compleja del hardware de una impresora 3D de alimentos. Es decir, el sistema de impresión propiamente dicho. Los elementos mecánicos y electrónicos que permiten el proceso de selección, dosificación, calentamiento, cocción y posicionamiento de los ingredientes para dar forma al alimento. Porque no podemos olvidar que lo que se espera de una impresora 3D es que sirva un alimento en condiciones de ser consumido. Aquí es donde la tecnología tiene que avanzar de una manera decidida para que ese tipo de equipos dejen de ser una anécdota, una moda pasajera o un simple capricho.
Estos equipos cuentan con un sistema de posicionamiento que emplea sensores y actuadores, así como tecnología de control numérico para guiar la boquilla dosificadora hacia cualquier posición XYZ. Los ingredientes que se utilizan para la elaboración de los alimentos se incorporan en cartuchos con diferentes volúmenes (de forma similar a las jeringuillas) y mediante émbolos automáticos dosifican cada ingrediente en la cantidad y lugar programado.
Pero en la práctica estos equipos sólo permiten tareas relativamente sencillas al modo que actúa como una manga pastelera robotizada. El cartucho o cartuchos se cargan con ingredientes o mezclas de éstos (deben poder fluir) y esta mezcla se bombea dibujando el recorrido en las tres dimensiones.
La nutrición personalizada con impresión 3D parece presentar otras ventajas. Por ejemplo, su aplicación clave es la nutrición personalizada para hospitales y centros asistenciales porque se pueden adaptar según el historial médico, necesidades nutricionales o dietética, con la forma deseada. Como los alimentos deben convertirse en una pasta para la impresión 3D, él asegura que se podría reducir el desperdicio general de alimentos en la preparación a gran escala.